En las remotas zonas inundadas de la Amazonía peruana, los aguajales, ecosistemas dominados por la palmera Mauritia flexuosa, están enfrentando una creciente presión. Este ecosistema es vital para la economía de las comunidades locales, que dependen de la recolección del aguaje, un fruto altamente nutritivo. Sin embargo, la práctica de recolección tradicional, basada en la tala de las palmeras, está generando efectos negativos tanto para el ambiente como para la disponibilidad futura del recurso.
El aguaje: un recurso valioso en peligro
Cada año, durante la temporada de cosecha, los habitantes de la comunidad de San Francisco, en la región Loreto, se adentran en los pantanos de la Amazonía para recolectar los frutos del aguaje. Este fruto, aunque menos conocido a nivel internacional que el açaí, es un “súper alimento” fundamental para la dieta de la población local, rica en vitaminas y energía. Se estima que se consumen alrededor de 50 toneladas de aguaje diariamente en la región.
Sin embargo, la abundancia de este recurso está en peligro. Con el paso de los años, las palmeras de aguaje han ido disminuyendo debido a la tala masiva. Kandy, una residente de San Francisco, explica que antes recolectaban entre tres y cuatro sacos de aguaje diarios, pero ahora deben adentrarse más en la selva para encontrarlos, lo que hace más difícil y costoso el proceso.
Impacto ambiental de la recolección tradicional
La tala de las palmeras de aguaje no solo pone en riesgo la disponibilidad del fruto, sino que también afecta el delicado ecosistema de los aguajales. Estos ecosistemas son fundamentales para la regulación del ciclo del agua y la conservación de la biodiversidad local, además de ser importantes reservorios de carbono.
Estos ecosistemas son fundamentales para la regulación del ciclo del agua y la conservación de la biodiversidad local, además de ser importantes reservorios de carbono. (Foto: Profonanpe)
Kristell Hergoualc’h, científica sénior del Centro para la Investigación Forestal Internacional (CIFOR-ICRAF), señala que “la tala de palmeras hembras altera el ecosistema: con menos palmeras se reduce la capacidad de reproducción de la planta y la acumulación de turba, lo que afecta tanto la biodiversidad como las reservas de carbono”. La disminución de las palmeras también impacta a otras especies, que dependen de ellas para su alimentación.
Iniciativas para un manejo sostenible
Ante la creciente amenaza, un equipo de investigadores y organizaciones locales ha comenzado a trabajar con las comunidades para fomentar prácticas de cosecha sostenible. En talleres realizados en San Francisco y en la comunidad de Chanchamayo, los habitantes han aprendido a escalar las palmeras de aguaje y cortar solo los racimos maduros, sin necesidad de talar los árboles, una práctica que puede asegurar la continuidad del recurso.
“Es una gran ventaja porque así el aguaje seguirá dando frutos (hasta por 40 años) y los racimos que aún no han madurado podrán hacerlo”, afirma Belvi López, agente municipal de la comunidad.
Aunque la técnica aún es una práctica emergente, se espera que, con el tiempo, sea adoptada a mayor escala en la región.
La importancia del monitoreo y la tecnología
Uno de los principales desafíos para la gestión sostenible de los aguajales es la falta de datos precisos sobre su estado. Si bien la región de Loreto cuenta con más de 5 millones de hectáreas de aguajales, las comunidades locales carecen de herramientas adecuadas para monitorearlos. Con el objetivo de mejorar esta situación, se están implementando tecnologías como los drones para mapear los aguajales y obtener imágenes aéreas que permitan estimar la densidad de las palmeras y la profundidad de la turba, lo cual es esencial para diseñar planes de manejo adecuados.
Gabriel Hidalgo, biólogo del Instituto de Investigaciones de la Amazonía Peruana (IIAP), destaca que estas tecnologías “permiten generar datos precisos sobre el estado de los aguajales, lo cual es crucial para implementar planes de manejo que garanticen la sostenibilidad del recurso”.
La implementación de prácticas sostenibles de manejo de aguajales requiere un enfoque integral que considere no solo el aspecto ambiental, sino también los factores socioeconómicos que afectan a las comunidades locales. (Foto: Profonanpe)
El camino hacia una gestión integral
La implementación de prácticas sostenibles de manejo de aguajales requiere un enfoque integral que considere no solo el aspecto ambiental, sino también los factores socioeconómicos que afectan a las comunidades locales. Según Alonso Pérez, investigador del Instituto del Bien Común (IBC), “es esencial comprender las dinámicas territoriales y socioeconómicas de cada comunidad para diseñar soluciones que sean efectivas y adaptadas a sus necesidades”.
Además, se necesita mejorar la comprensión y acceso a la normativa forestal, que a menudo resulta compleja y limita las posibilidades de formalizar las prácticas de gestión sostenible.
A pesar de los avances, la gestión sostenible de los aguajales sigue siendo un desafío en la región. Las comunidades, aunque dispuestas a adoptar prácticas más sostenibles, necesitan apoyo constante en términos de formación, recursos y acceso a información. Como apunta Alexandro Lache, líder comunitario de San Francisco, “sabemos que con el tiempo todos vamos a cambiar nuestra mentalidad para poder tener los recursos del aguaje más cerca y sostener a nuestras familias ahora y en el futuro”.
*Fuente: Los Bosques en las Noticias
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