En el distrito de Sivia, en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), se han registrado recientemente casos importados de malaria, lo que ha generado la activación de medidas para contener la enfermedad. La malaria, causada por el parásito Plasmodium vivax, se transmite a través de la picadura del mosquito Anopheles.
Desde enero hasta la fecha, se han confirmado nueve casos en la región, aunque no se han reportado nuevos contagios desde abril. Los casos importados provienen de regiones como Junín y Cusco, debido al constante flujo de personas hacia el Vraem.
Los síntomas más frecuentes incluyen fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y malestar muscular. La atención temprana es clave, especialmente para niños, gestantes y adultos mayores, ya que en estos grupos la enfermedad puede complicarse.
Entre las recomendaciones para prevenir la enfermedad están el uso de repelentes, ropa de manga larga, mosquiteros y mallas en ventanas, así como eliminación de charcos y maleza alrededor de las viviendas, que son lugares donde se reproduce el mosquito transmisor.
A diferencia del dengue, que no cuenta con tratamiento específico, la malaria tiene cura mediante un esquema farmacológico de siete días, utilizando medicamentos como cloroquina y primaquina. Una vez finalizado el tratamiento, el paciente recibe el alta médica.
Actualmente, el monitoreo se concentra en las zonas con transmisión activa, mientras que las brigadas de salud intensifican las intervenciones y campañas preventivas. Las autoridades instan a la población a reportar síntomas de manera inmediata y mantener medidas de protección, especialmente en las áreas rurales del Vraem.
A nivel nacional, los datos más recientes de la Ministerio de Salud (Minsa) muestran que hasta la semana 36 del 2025 se han notificado 24 877 casos de malaria y 6 defunciones en el país.
En la región de Loreto, solo hasta la semana 24‑2025 se registraron 14 313 casos, frente a los 16 547 del mismo periodo en 2024. Estas cifras reflejan que, aunque la enfermedad sigue concentrada en zonas selváticas, la movilidad poblacional puede favorecer la aparición de casos importados en regiones como el Vraem, lo que acentúa la necesidad de vigilancia y prevención local.
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