Las cámaras de seguridad permanecen inoperativas desde agosto en el centro de la ciudad de Puno, justo cuando inicia el Plan Navidad Segura 2025, la falla complica la vigilancia en plena temporada de mayor incidencia delictiva. El subgerente de Seguridad Ciudadana de la Municipalidad Provincial de Puno, Raúl Izaguirre Almonte, reconoció que esta deficiencia perjudica gravemente las labores de monitoreo durante las fiestas de fin de año.
La activación del plan incluye coordinación con la Superintendencia Nacional de Control de Servicios de Seguridad, Armas, Municiones y Explosivos de Uso Civil (SUCAMEC) para controlar pirotécnicos, tras registrarse casos de quemaduras e incendios en años anteriores. También participará Migraciones para fiscalizar el ingreso irregular de extranjeros durante las festividades, la Policía Nacional, rondas campesinas y asociaciones vecinales complementan el despliegue de seguridad en la provincia.
El plan arrancó con 110 serenos, 20 más de lo habitual, pero enfrenta serias limitaciones para proteger a la población puneña. Las autoridades municipales aumentaron el personal ante la alta demanda de intervenciones en diciembre, la ausencia de equipos de vigilancia funcionales deja zonas vulnerables ante robos, hurtos y agresiones que se incrementan en esta época.
La situación se agrava por un problema recurrente que desvía recursos de seguridad hacia tareas no prioritarias. Decenas de personas en estado etílico son abandonadas en la vía pública durante las fiestas navideñas. Los serenos deben auxiliarlas constantemente, lo que los aleja de su función principal de prevenir y disuadir actos delictivos en la ciudad.
Izaguirre Almonte admitió que desde hace cuatro meses los equipos de videovigilancia no funcionan en zonas prioritarias. «Hay cámaras inoperativas en pleno centro desde agosto», señaló el funcionario municipal. Esta carencia coincide con el período de mayor actividad comercial y aglomeración de personas en espacios públicos de Puno.
Las deficiencias evidencian la brecha entre el discurso oficial de seguridad y la realidad operativa del serenazgo puneño. Pese al incremento de personal, la falta de equipamiento funcional limita la capacidad de respuesta ante emergencias. La ciudadanía deberá confiar únicamente en patrullajes mientras las autoridades resuelven los problemas técnicos acumulados durante meses.
