El cambio repentino del residente y supervisor de la obra de la carretera Jilapurina-Azángaro ha generado un notable retraso en los trabajos, afectando a las comunidades aledañas. Los pobladores de Tirapata, Azángaro y otras localidades señalan que el puente en construcción está paralizado, lo que dificulta el tránsito de vehículos y personas, especialmente ante la crecida del río.
Según se conoce que el gobernador regional de Puno, Richard Hancco Soncco, decidió reemplazar al residente de obra a finales de enero y al supervisor a inicios de febrero. Estos cambios han sido cuestionados por los habitantes, quienes aseguran que los nuevos responsables no cuentan con la experiencia necesaria para continuar el proyecto de manera eficiente.
Uno de los nuevos encargados, René Luque, enfrenta cuestionamientos por su labor en obras anteriores. En el distrito de San Antón, se le criticó por el proceso constructivo del puente San Antón, y en Ananea, estuvo involucrado en un escándalo por el presunto desvío de cemento en una carretera. Estas situaciones generan desconfianza entre los pobladores sobre su capacidad para liderar la obra.
Las imágenes del puente muestran un abandono evidente, con encofrados deteriorados y pontones en mal estado. Los trabajos avanzan con lentitud, lo que ha llevado a los pobladores a responsabilizar al gobernador regional por los cambios que, en lugar de mejorar, han causado retrasos.
Las comunidades de Jurinsaya Alto, Jurinsaya Bajo, Buenavista y Purina exigen soluciones inmediatas para reactivar la obra. Mientras tanto, los consejeros regionales de Azángaro no se han pronunciado sobre el tema, dejando a los pobladores sin respuestas claras sobre el futuro de esta carretera, vital para su desarrollo y conectividad.