Chile enfrenta este domingo una elección presidencial decisiva entre el exlegislador José Antonio Kast, de cincuenta y nueve años, y la ministra de Trabajo Jeannette Jara, de cincuenta y uno, en un balotaje que refleja la profunda división del electorado chileno sobre el rumbo del país, donde el candidato conservador parte como favorito tras obtener setenta por ciento de respaldo para partidos de derecha en primera vuelta.
La campaña de Kast se enfoca en el crimen organizado, la migración irregular y la promesa de restaurar la seguridad perdida. El candidato propone deportaciones masivas de las trescientas treinta y siete mil personas sin estatus legal, principalmente venezolanos llegados en los últimos siete años, ampliar la capacidad carcelaria de máxima seguridad y reducir el gasto estatal en seis mil millones de dólares en dieciocho meses, siguiendo el modelo del presidente argentino Javier Milei.
«Necesitamos regresar al tiempo cuando Chile significaba paz y tranquilidad, cuando no había tantos venezolanos y colombianos en las calles, cuando no tenías que mirar sobre tu hombro cada segundo«, declaró Ernesto Romero, vendedor de setenta años en Santiago.
La herencia del gobierno de Boric
Jara, quien diseñó las principales medidas de bienestar del presidente Gabriel Boric como ministra de Trabajo, defiende los logros del gobierno actual: semana laboral más corta, salario mínimo más alto y sistema de pensiones más generoso. Las cifras oficiales muestran que la tasa de homicidios disminuyó en los últimos dos años, aunque la percepción de inseguridad domina el debate público entre votantes conservadores.
El desafío para Jara radica en representar un gobierno con treinta por ciento de aprobación en un país donde los ciudadanos han votado contra los líderes incumbentes en cada elección desde dos mil cinco. La identidad comunista de la candidata, militante del partido desde los catorce años, dificulta atraer a conservadores moderados pese a propuestas centradas en inversión extranjera y restricción fiscal.
«Necesitamos avanzar. Kast borrará todo el progreso que hemos logrado para las mujeres, para los derechos laborales, para las libertades civiles«, afirmó Lucía Poblete, ingeniera de treinta y dos años en un mitin de Jara.
El efecto de las alianzas familiares
Los vínculos familiares de Kast con el partido nazi generaron controversia en su campaña de dos mil veintiuno, cuando perdió ante Boric tras expresar nostalgia por la dictadura del general Augusto Pinochet. Esta vez el candidato evita cuestiones sociales como su oposición al matrimonio igualitario y al aborto sin excepciones, centrándose en temas de seguridad que resuenan desde Washington hasta París.
El equipo económico de Kast reconoció ante The Associated Press que el recorte presupuestario propuesto podría requerir «un ajuste durante un período más largo», admitiendo la dificultad de cumplir las promesas radicales. Inspirado en las tácticas del presidente salvadoreño Nayib Bukele, Kast promete aumentar el poder policial y aplicar mano dura contra el crimen organizado que alimenta el miedo colectivo.
«La derecha exagera la inseguridad para convencer a la gente de que la única respuesta posible es la fuerza extrema. Pero hemos visto en otras partes de América Latina que cuando eso sucede, lo que finalmente se aprisiona es la democracia misma«, advirtió Ricardo Solari, estratega de campaña de Jara y exministro.
Robert Funk, profesor asociado de ciencias políticas en la Universidad de Chile, considera que las matemáticas no favorecen a Jara: «Hay demasiadas cosas apiladas en su contra», concluyó el académico sobre las posibilidades de la candidata en una contienda donde el rechazo al oficialismo pesa más que los logros gubernamentales.


