Un ciudadano argentino identificado como Raúl Antonio Aguilar fue sorprendido robando una casaca en una tienda de músicos ubicada en la intersección del jirón Sucre y la avenida El Maestro en Juliaca, el lunes 3 de marzo. Los comerciantes, hartos de los constantes robos, decidieron tomar justicia por su cuenta.
El hombre, originario de Rosario, Argentina, confesó su delito tras ser capturado por el propietario del establecimiento. «Yo te pido perdón, señor», expresó Raúl visiblemente afectado mientras permanecía atado. El propietario logró detener al ladrón, pero su cómplice, identificado como Ariel o Daniel, consiguió escapar durante el incidente.
Durante el interrogatorio improvisado por los vecinos, el detenido reveló que no actuaba solo: «Mi papá, que tiene cáncer», respondió cuando le preguntaron si tenía cómplices. Esta declaración generó sorpresa entre los presentes, quienes exigían conocer la ubicación de los otros implicados en el robo.
La víctima manifestó su frustración ante la situación: «Ya me robaron tres veces con este robo. Anteriormente me robaron instrumentos de mis músicos y ahora también lo mismo. Como es la tercera, yo mismo tenía que hacer justicia», declaró el comerciante visiblemente indignado por la falta de respuesta de las autoridades.
El propietario también señaló que este tipo de incidentes no solo le afectan a él, sino a varios establecimientos de la zona. «De mis compañeros de músicos, varios locales han sido asaltados. Y esto viene de extranjeros», añadió, reflejando un creciente malestar hacia la delincuencia extranjera en la localidad.
Los vecinos de la zona han manifestado su profunda preocupación por la creciente ola de inseguridad y han denunciado la falta de patrullajes policiales y de serenazgo en el sector. «Aquí no hay seguridad, estamos a merced de los delincuentes», declaró uno de los residentes locales.
La desesperación de los comerciantes los ha llevado a tomar medidas extremas como desnudar y amarrar al presunto ladrón en un poste público, generando controversia sobre los límites de la justicia por mano propia. Este tipo de actos reflejan el hartazgo de una población que se siente desprotegida.
