El Congreso de la República desembolsó S/ 5.7 millones en viáticos para 3,759 comisionados entre enero de 2024 y julio de este año. Los asesores parlamentarios reciben S/ 1,600 por semana de representación, incluso para actividades por Zoom o en el mismo Parlamento. La cifra evidencia un sistema de gastos cuestionado por duplicidad y falta de fiscalización en el uso de recursos públicos.
Los comisionados acompañan a los congresistas durante la semana de representación por cinco días laborales. Cada asesor designado percibe S/ 320 diarios como viático, adicionales a su salario regular. Esta asignación se otorga independientemente de la ubicación de las actividades programadas por los parlamentarios.
El registro oficial muestra que parlamentarios solicitaron viáticos para desplazamientos a distritos cercanos como Surco y el Rímac. Las reuniones virtuales y eventos en instalaciones del Congreso también generaron pagos a comisionados. Los documentos publicados revelan que se destinan recursos para traslados dentro de Lima Metropolitana sin justificación de hospedaje.
Millonario presupuesto para acompañamiento legislativo
La congresista Lucinda Vásquez Vela contrató como comisionados a dos sobrinos nietos en sus viajes a Tarapoto. Edgar Rengifo Pezo recibió S/ 3,200 en noviembre y diciembre de 2024. Jimmy Pinchi Pezo obtuvo S/ 1,280 en marzo de este año como viático por representación parlamentaria.
Milagros Saldaña trabaja como técnica del despacho de Vázquez con salario de S/ 7,200 mensuales. La comisionada admitió recibir S/ 1,600 por semana y aseguró que «a veces falta» ese monto. Sus actividades documentadas incluyen tomar fotografías y realizar degustaciones en eventos oficiales de representación.
Los parlamentarios reciben S/ 2,800 mensuales para gastos logísticos de semana de representación. Con dos comisionados a S/ 1,600 cada uno, el gasto total alcanza S/ 6,000 por congresista. El exvicepresidente del BCR Luis Alberto Arias califica el desembolso como «totalmente desproporcionado y arbitrario» para funciones representativas.
Viáticos sin salir del centro de Lima
La congresista Rosangella Barbarán solicitó dos comisionadas para actividades en marzo de 2024. El memorando requirió S/ 1,280 de viáticos para cada asesora por cuatro días. Las actividades se desarrollaron principalmente por Zoom o en instalaciones del Congreso en el centro de Lima.
El informe de representación consigna eventos en el edificio Raúl Aya de la Torre y el auditorio José Faustino Sánchez Carrión. También incluyó la sede del Ministerio de Transportes y la oficina de Reniec en la avenida Piérola. Ninguna actividad requirió hospedaje fuera de la capital durante esa semana de representación.
Las comisionadas María Santander y Nadia Bravo rindieron cuentas mediante declaración jurada sin medios probatorios. Santander declaró S/ 384 en movilidad, mientras Bravo reportó el mismo monto más S/ 24 en alimentación. La congresista Barbarán rechazó responder consultas sobre la necesidad de viáticos para desplazamientos locales.
Presupuesto congresal se multiplicó siete veces
El presupuesto del Congreso Unicameral pasó de S/ 200 millones en 1999 a casi S/ 1,000 millones en 2025. El análisis del exvicepresidente del BCR muestra que en 2015 la cifra superaba los S/ 400 millones. Esta expansión presupuestal financia los sistemas de comisionados y viáticos sin criterios de austeridad fiscal aplicados.
Los parlamentarios defienden el uso de viáticos citando disposiciones reglamentarias del Congreso. Un congresista consultado afirmó que «son viáticos que dispone justamente el Congreso en apoyo a las funciones congresales». Las normas administrativas internas permiten solicitudes cuando el legislador permanece en Lima con S/ 2,800 de apoyo logístico.
Nadia Bravo, bachiller en turismo con salario de S/ 3,750, explicó que su labor consiste en «acompañar lógicamente a nuestra congresista». La comisionada agregó que trabajan «de domingo a domingo» realizando múltiples actividades oficiales. Los viáticos se rinden con facturas o declaración jurada hasta el 30% del monto asignado sin fiscalización rigurosa.