El Estado peruano no cumple sus promesas para frenar la contaminación por metales pesados en Melgar, donde 400 niños presentan niveles peligrosos en su sangre, mientras las aguas ácidas avanzan hacia el lago Titicaca. Hernán Nina Zamata, presidente del Frente de Defensa de la Cuenca de Llallimayo, expuso esta crisis durante un taller de prevención de conflictos, señalando que las medidas gubernamentales solo buscan apaciguar protestas sin soluciones reales.
Las zonas afectadas, como Ayaviri, Llalli y Cupi, registran aguas con pH 4. Nina Zamata detalló que los sedimentos tóxicos fluyen sin control hacia el sistema hídrico que desemboca en el Titicaca, poniendo en riesgo la salud de miles de familias que dependen de estas fuentes.
Un estudio de la Dirección Regional de Salud reveló que 400 de 4000 niños examinados tienen plomo y otros metales en sangre y orina. Pese a esto, no existe ningún programa estatal para atenderlos. “Mi hijo de 11 años está abandonado, como todos”, afirmó el dirigente, quien exige acciones inmediatas.
Nina Zamata recordó que el Ejecutivo incumple acuerdos firmados con las comunidades, como proyectos para tratar las aguas ácidas o monitorear la salud en zonas expuestas. “Las promesas quedan en papeles, mientras la gente sigue enfermando”, sostuvo.
El dirigente demandó un plan integral que priorice la remediación ambiental y la atención médica especializada. “No podemos esperar más. El Estado actúa solo cuando hay protestas, pero olvida el problema después”, remarcó.
La situación empeora cada año, con nuevas áreas contaminadas y sin avances en las mesas de diálogo. Las comunidades de Melgar exigen que las autoridades asuman su responsabilidad antes de que el daño sea irreversible.