La contaminación del río Coata sigue afectando gravemente a miles de familias en Puno, un año después de una sentencia judicial que exigía frenar el vertido de aguas residuales, la población afirma que las instituciones no han cumplido ninguna de las disposiciones del fallo.
Roger Sucasaca Coari, presidente del Frente de Defensa contra la Contaminación de la Cuenca Coata, sostiene que la sentencia de vista 08-2024, emitida el veintiuno de marzo del dos mil veinticuatro, no ha tenido respuesta ni acciones concretas de las entidades responsables.
El fallo judicial señalaba directamente al Ministerio de Vivienda, la Municipalidad Provincial de San Román, Seda Juliaca, el Gobierno Regional de Puno y la Dirección Regional de Salud, a quienes ordenaba cumplir medidas urgentes para proteger la salud y el acceso a agua potable.
Una de las órdenes más urgentes disponía que Seda Juliaca y la Municipalidad Provincial implementaran, en treinta días, un sistema adecuado para potabilizar el agua, además de conexiones domésticas que abastezcan el crecimiento de la ciudad con agua segura para el consumo humano.
En la actualidad, los vecinos de Coata no cuentan con agua apta para beber, el vertido de aguas residuales sigue realizándose directamente al río Coata, sin pasar por ningún tratamiento que elimine los contaminantes que afectan a la salud y al ecosistema.
Sucasaca Coari remarca que Juliaca no dispone de una planta de tratamiento de aguas residuales funcional, pese a que existen proyectos de saneamiento financiados con más de 800 millones de dólares, los cuales solo contemplan la remodelación de estructuras antiguas y no nuevas plantas.
Más de cien litros por segundo de aguas residuales desembocan en la cuenca Coata, provenientes de Juliaca, el dirigente asegura que entre agosto y octubre el río adquiere un color verdoso y un fuerte olor, igual que un canal de desagüe a cielo abierto.
Esta contaminación llega hasta la bahía interior del lago Titicaca y, según Sucasaca Coari, ocasiona daños irreversibles, destruyendo el ecosistema y afectando la vida acuática, sin que en la ciudad de Puno parezca existir una reacción concreta para evitarlo.
El fallo también ordenaba suspender de inmediato el vertido al río Torococha, pero sin contar con una planta de tratamiento, el agua residual continúa fluyendo, lo que incumple abiertamente la disposición judicial emitida en marzo del año pasado.
Sucasaca Coari afirma que la Fiscalía de Medio Ambiente y la Defensoría del Pueblo no han realizado acciones efectivas para asegurar que las entidades cumplan el fallo, lo que prolonga el drama que enfrenta la población localizada en la cuenca Coata.
Otra disposición ordenaba al Ministerio de Vivienda y a la Municipalidad Provincial de San Román gestionar, en treinta días, una planta de tratamiento y disposición final de residuos sólidos en Juliaca, con el compromiso de informar los avances al juzgado.
Lejos de esos mandatos, frente a la zona de Chilla se observan montículos de basura expuesta al aire, Sucasaca Coari indica que no hay evidencias de que las entidades hayan reportado progresos al juez que dictó la sentencia en el dos mil veinticuatro.
La Dirección Regional de Salud de Puno recibió la orden de suspender los vertidos de residuos biológicos hospitalarios a los ríos Coata y Torococha y de implementar un sistema seguro para su manejo final, la situación actual revela que esto tampoco se concretó.
Sufrir infecciones urinarias, prostatitis o insuficiencia renal es parte de la realidad que viven familias enteras, Roger Sucasaca asegura que conoce a niños que deben someterse a diálisis de por vida debido al agua contaminada que consumieron en la zona.
La sentencia también buscaba garantizar servicios básicos de agua para Juliaca, Coata, Huata, Capachica y Caracoto, mientras se ordenaba distribuir de forma temporal agua potable suficiente a todos los pobladores afectados por la contaminación y las deficiencias en el suministro.
En la práctica, la población recibe apenas veinte litros semanales entregados por la PNCU, cantidad insuficiente incluso para necesidades mínimas, frente a esta situación, los vecinos excavan pozos para dar agua a sus animales, a pesar del riesgo de contaminación subterránea.
No cumplir con la sentencia ha convertido a los pobladores en solicitantes permanentes de derechos básicos, Sucasaca Coari pregunta dónde está la acción efectiva de las instituciones para garantizar lo que el fallo ordenó sin condiciones ni excusas hace más de un año.
La cuenca Coata podría ser un importante productor de leche y queso en Puno gracias a sus campos y pastos, sin embargo, la falta de agua segura obliga a los agricultores a transportar bidones para sus animales, mientras continúan movilizándose para exigir atención inmediata.