El gerente general de la Corporación Minera Ananea, Paul Apaza Coila, anunció el reinicio de las labores mineras en La Rinconada con un plan de seguridad que reducen sustancialmente las bocaminas operativas para evitar asaltos y muertes. «Vamos a cerrar bocaminas no estandarizadas y mitigar la delincuencia», declaró Apaza, quien admitió que el control no será del 100%, pero buscarán «evitar que los cachorreros sean secuestrados o que haya muertes por balas».
El nuevo sistema implementará cercos perimétricos con portones de ingreso, cámaras de seguridad, drones y conexión directa con la Policía Nacional. «Cada minero será registrado al entrar, con su nombre y bocamina de destino», explicó Apaza. La medida surge tras décadas de minería artesanal sin controles, donde la delincuencia se incrementó por la falta de prevención.
La Rinconada, conocida por su alta criminalidad, alberga a más de 20,000 mineros que trabajan en turnos de 15 días. Apaza aclaró que la producción de oro es «errática» y no hay datos exactos de extracción, pero los operadores invierten entre 10,000 y 20,000 soles aproximadamente o puede superar esta cifra por campaña, con resultados inciertos. «A veces no sacan nada, otras obtienen ganancias, pero se distribuye entre decenas de trabajadores», detalló.
El gerente reconoció que la corporación, cuyos accionistas son las propias cooperativas mineras, busca formalizar a los operadores. «El Estado les da cinco años para regularizarse», dijo, aunque admitió que el sistema de «cachorreo» —donde mineros trabajan para operadores y luego extraen oro para sí— seguirá vigente. «Es una tradición, pero queremos tecnificar la producción», agregó.
Apaza descartó eliminar la minería artesanal, pero aseguró que la empresa avanzará hacia prácticas más seguras. «El sueño es crecer, pero los operadores seguirán en pequeña minería hasta que el Estado lo permita», afirmó. La corporación declara al Estado un promedio de un millón de soles mensuales en impuestos, aunque el oro extraído por cachorreros no se registra oficialmente.
El plan incluye la instalación de cámaras y drones para monitorear las bocaminas activas, pero Apaza advirtió: «No solucionaremos el problema al 100%, pero reduciremos riesgos». La Rinconada, con su laberinto de túneles y alta violencia, espera que estas medidas traigan «paz y calma», como pidió el gerente al finalizar la entrevista.
El reinicio de operaciones está previsto para este lunes 17 de noviembre, con la promesa de que «todos volverán a trabajar como siempre, pero con más seguridad». La pregunta que queda es si estas acciones lograrán frenar la delincuencia en una zona donde, como admitió Apaza, «la inseguridad es muy alta».


