La región Puno, considerada la zona más pobre a nivel nacional, enfrenta una crisis alimentaria que afecta directamente a los transportistas lacustres. Estos trabajadores, dependientes del turismo, han visto una disminución significativa en sus ingresos debido a la baja afluencia de visitantes.
Anteriormente, los transportistas podían alimentarse tres veces al día con un presupuesto de aproximadamente 15 soles. Sin embargo, la situación actual ha obligado a muchos a reducir la calidad y cantidad de sus comidas, recurriendo a opciones menos saludables para subsistir.
Además de la crisis turística, la región enfrenta una severa sequía que ha impactado el lago Titicaca. Esta situación ha afectado gravemente la actividad pesquera, otra fuente importante de sustento para las familias de la zona.
La disminución del nivel del agua en el lago Titicaca no solo ha perjudicado la pesca, sino que también ha tenido un efecto negativo en el atractivo turístico de la región. Los transportistas invitan a visitar el interior del lago para constatar la gravedad de la situación.
El testimonio de un transportista lacustre revela la magnitud de la crisis: “Ya no nos alimentamos como debe ser. Antes nos alimentábamos tres veces al día, pero ahora, aunque intentamos mantener esa frecuencia, la calidad ha disminuido considerablemente”.
La combinación de factores como la sequía, la disminución del turismo y la reducción de la actividad pesquera ha creado un escenario crítico para las familias de la región Puno, poniendo en riesgo su seguridad alimentaria y bienestar económico.