Los niveles de rechazo hacia la clase política han alcanzado cifras históricas en el Perú, generando un cambio en las preferencias territoriales que tradicionalmente marcaban los procesos electorales. Así lo señaló Paulo Vilca, investigador del Instituto de Estudios Peruanos (IEP).
En una entrevista con Razón Libre de Pachamama Radio, Vilca explicó que, en elecciones anteriores, Lima, la costa norte e Ica solían respaldar mayoritariamente a Keiko Fujimori en las segundas vueltas. En contraste, las regiones del sur se inclinaban por candidatos como Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski en 2016, y Pedro Castillo en 2021.
Sin embargo, este patrón ha comenzado a cambiar debido al creciente rechazo ciudadano hacia los actores políticos actuales. Según Vilca, la presidenta Dina Boluarte presenta niveles de aprobación tan bajos que apenas superan el margen de error estadístico.
El Congreso también enfrenta un nivel de desaprobación superior al registrado en otros periodos. Esto plantea dudas sobre cómo se expresará este descontento en las próximas elecciones nacionales, especialmente considerando que muchos factores tradicionales ya no influyen de la misma forma en el electorado.
Recursos económicos no garantizan victoria electoral
Las elecciones subnacionales de 2022 demostraron que los candidatos con estructura partidaria y recursos económicos ganaron la mayoría de las gobernaciones regionales. Sin embargo, este tipo de ventajas no siempre resulta determinante en comicios nacionales, que son más complejos.
Un ejemplo de ello fue la victoria de Pedro Castillo en 2021, quien logró llegar a la presidencia a pesar de las denuncias por financiamiento irregular contra otros candidatos y el amplio despliegue económico de partidos como Alianza para el Progreso, indicó.
Izquierda política busca candidatura reconocible
Por otro lado, la izquierda peruana no ha logrado posicionar una figura con fuerte respaldo popular. Actualmente, Verónica Mendoza es la única candidata de ese sector que aparece en las encuestas, con un modesto 2% o 3% de apoyo, indicó Vilca.
El investigador sostuvo que el componente ideológico podría no ser decisivo en la próxima contienda. Temas como la seguridad ciudadana y la capacidad de enfrentar a la clase política podrían tener un mayor peso en la decisión de los votantes.
