El padre Luis Zambrano, de la parroquia Pueblo de Dios, destacó un momento crucial en el evangelio de Lucas: el bautismo de Jesús por Juan el Bautista. Este evento no solo marca el inicio del ministerio de Jesús, sino que también revela la importancia del bautismo cristiano y la presencia de la Santísima Trinidad. A través de este acto, Jesús nos muestra que el bautismo es mucho más que un ritual, sino un signo de la gracia divina que transforma nuestras vidas.
Durante el bautismo, Jesús, aunque sin necesidad de ser purificado, se sometió al acto como un ejemplo para todos los creyentes. En ese momento, el Espíritu Santo descendió sobre Él en forma de paloma y la voz de Dios Padre se escuchó desde el cielo, diciendo: «Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco». Este momento resalta la unión perfecta del Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, subrayando la naturaleza trina de Dios.
El padre Zambrano resaltó que el bautismo de Jesús, al ser realizado con el Espíritu Santo y fuego, es superior al de Juan. Mientras que Juan bautizaba con agua, Jesús trae un bautismo que no solo limpia, sino que transforma, llenando a los creyentes de la gracia divina. Este acto simbólico es una invitación a todos a conectar profundamente con Dios y a experimentar una transformación espiritual.
Finalmente, la frase «Tú eres mi hijo amado, en ti me complazco» invita a reflexionar sobre nuestra propia relación con Dios. A los bautizados se les recuerda que son hijos amados de Dios y que sus acciones deben reflejar ese amor y esa gracia. Vivir de acuerdo con este amor divino es el verdadero llamado que nos hace el bautismo cristiano.


