El exministro del Interior, Gino Costa, sostuvo que la democracia se encuentra “sitiada y tomada”, por un Congreso que promueve una agenda legislativa que, en parte, favorece a investigados por corrupción, crimen organizado y graves violaciones de derechos humanos; refirió que las decisiones actuales buscan revertir avances logrados en años anteriores, consolidar una “dictadura parlamentaria” y garantizar la impunidad de quienes ostentan el poder.
Costa destacó cómo el crimen organizado sigue expandiéndose debido a un debilitamiento sistemático de herramientas clave como la colaboración eficaz, la extinción de dominio y la detención preliminar, esta última eliminada por el Congreso. “Estamos siendo desarmados frente al crimen y la corrupción”, señaló, refiriéndose a reformas legales aprobadas sin debate ni consulta a expertos. Además, cuestionó las medidas adoptadas por el Ejecutivo, como el reciente pase al retiro de altos oficiales de la Policía Nacional, incluidos líderes clave en la lucha contra el crimen.
Respecto a la propuesta de la presidenta Dina Boluarte de reabrir el debate sobre la pena de muerte para violadores de menores, Costa fue categórico: “Ni siquiera vale la pena discutirlo. Es demasiado burdo y representa una cortina de humo”. Criticó la contradicción de promover medidas como esta mientras se eliminan herramientas efectivas para combatir la delincuencia.
El exministro también resaltó el impacto directo de la crisis legislativa y ejecutiva en la seguridad ciudadana. Según él, la creciente ola de extorsiones y asesinatos por sicarios evidencia la falta de inteligencia policial y liderazgo estratégico. “Lo que está faltando es un liderazgo que entienda la importancia de enfrentar al crimen con inteligencia y recursos”, añadió.
Finalmente, Costa hizo un llamado a los movimientos sociales y liderazgos políticos a articular esfuerzos para recuperar la democracia. Señaló que, aunque las protestas pacíficas recientes no han tenido el impacto deseado, es necesario persistir en estas iniciativas y exigir una agenda clara de recuperación democrática a quienes aspiran a reemplazar a los actuales gobernantes. “La desconexión entre la política y la sociedad es evidente. Necesitamos liderazgos comprometidos que entiendan y respondan a las prioridades del país: delincuencia y corrupción”, concluyó.