Los suboficiales de la Policía Nacional del Perú (PNP), Michael Quispe Limas y Jharol Del Valle Acuña, adscritos a la comisaría de Chilca, en Huancayo, fueron identificados como los hombres armados que aparecen en fotografías y videos grabados el 3 de setiembre en Villa Esmeralda, distrito de Locroja, provincia de Churcampa, en Huancavelica.
Ese día, seis policías de Chilca, bajo el mando del alférez PNP Fernando Lapa Socualaya, llegaron al VRAEM con el objetivo de, supuestamente, interceptar 1.200 kilos de hoja de coca. Sin embargo, el vehículo sospechoso logró fugarse. Durante la persecución, Quispe disparó en cinco ocasiones contra los neumáticos. Una mujer que acompañaba la carga grabó la escena con su celular y luego publicó el video en redes sociales, asegurando que se trataba de un asalto. En las imágenes se observa a Quispe portando una pistola y a Del Valle con un fusil.
También aparece en el video un Toyota Corolla rojo, de placa C8H-164, vehículo particular de Quispe, en el que viajaban junto al informante y Del Valle, según fuentes consultadas por Huanca York Times. En otro punto se encontraba la camioneta de ENACO que transportaba al resto del grupo; su conductor era un empleado de la empresa estatal.
La comisaría de Chilca asegura que la operación contaba con un plan oficial aprobado, pero Huanca York Times detectó varias inconsistencias. Por ejemplo, Quispe estaba oficialmente de vacaciones y, días antes, el subgrupo de inteligencia Seincri, encargado de los decomisos, había sido desactivado; sus integrantes, entre ellos Quispe, fueron reasignados a tareas de patrullaje a pie.
Cuando se supo que un cargamento de coca se trasladaría desde Pichari hacia Huancayo, Quispe informó al suboficial de primera PNP Gustavo Chunga Sánchez, quien lo comunicó al alférez Lapa. Este último coordinó con el comisario de Chilca y retiraron las armas de la comisaría.
El grupo salió la noche del martes 2 hacia Churcampa con la misión de interceptar una camioneta color plomo que transportaba una tonelada de hoja de coca con destino a Sapallanga. Varias fuentes confirman que el comandante PNP Jhon Ramírez Ramírez autorizó la misión.
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Esta sería la cuarta intervención en la zona, tras tres operaciones anteriores, una de las cuales fue presentada como exitosa por el general Danilo Vera Carbajal, con el decomiso de más de mil kilos de hoja de coca. En una de esas operaciones, Quispe fue reconocido por su participación.
Con ese antecedente, el grupo partió confiado, dijeron las fuentes. Sin embargo, la información se filtró, la camioneta sospechosa tomó una trocha y logró escapar. Cuando Quispe, en su auto particular, intentó cerrarle el paso, el conductor dio vuelta en U y huyó hacia Locroja. Los policías descendieron del Corolla e intentaron detenerlo, sin éxito. La mujer que acompañaba la carga grabó a los hombres armados y subió el video a redes sociales como asaltantes de carretera. Quispe abrió fuego para intentar frenar la fuga. En la grabación, la mujer grita: “¡Están en una camioneta blanca!”, en referencia al otro grupo policial.
La operación fracasó. El video se viralizó y, antes del anochecer de ese miércoles, un oficial de Huanta (Ayacucho) llamó a la comisaría de Chilca para advertir que, por la placa del Corolla, se trataba de un policía de esa dependencia.
Al regresar a Chilca, cerca de las 6 p.m., el alférez Lapa se habría negado levantar el acta de ocurrencia y se omitieron varios procedimientos básicos, como, por ejemplo, no se detuvo a Quispe (autor de los disparos), no se le practicó dosaje etílico ni prueba de absorción atómica, tal como establece el protocolo.
Hasta el momento, el video sigue circulando sin que exista un comunicado oficial de la Región Policial Junín. Huanca York Times, supo que uno de los policías solicitó autorización al jefe de la Región Policial Junín para declarar ante los medios de comunicación, pero no hay luz verde.
Policías consultados por este medio sobre este tipo de misiones señalan que una comisaría urbana no puede actuar sola, aun cuando ENACO solicite la interdicción. El pedido debe elevarse a unidades especializadas y coordinarse con las comisarías de la jurisdicción local; solo entonces se programa el decomiso. Actuar sin ese esquema expone al personal e invalida las pruebas.
“Chilca es una unidad de base, no especializada. Y si salen, deben hacerlo con personal de GOPAR o SUAT, bajo mando unificado”, afirmó un oficial.
Intervenir sin la autorización correspondiente puede considerarse usurpación de funciones y acarrear sanciones disciplinarias y penales. “¿Quién responde si el policía de vacaciones resulta herido?”, cuestionan.
Zona de emergencia
La zona es un conocido corredor de drogas. En 2017, narcoterroristas atacaron a dos patrulleros de la Policía de Carreteras en Churcampa y mataron a tres policías.
Si el comando conocía el riesgo, ¿por qué autorizó a solo seis policías a realizar la interdicción a cinco horas de su jurisdicción?
Según fuentes policiales, el kilo de coca se vende legalmente a ENACO a S/ 5.50. Decomisar mil kilos implica un valor de S/ 5.500, que se reparte entre los participantes: oficiales, suboficiales, el comisario y la fuente. En las tres intervenciones anteriores ocurrió lo mismo, confirmó un efectivo que participó en una de ellas.
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