La Universidad Nacional de Juliaca (UNAJ) amaneció este jueves bajo control estudiantil cuando decenas de alumnos de diversas carreras profesionales tomaron pacíficamente las instalaciones como medida de protesta. El descontento se originó por presuntos maltratos de una docente de Ingeniería en Industrias Alimentarias, sumado a reclamos sobre profesores no calificados y graves carencias en equipamiento de laboratorios además del cambio de horarios.
Los manifestantes denuncian que sus solicitudes documentadas fueron ignoradas sistemáticamente por las autoridades universitarias, lo que provocó una movilización masiva que involucró a estudiantes de diferentes escuelas profesionales. Con carteles en y una serie de cadenas cerraron todas las puertas del campus universitario.
El conflicto se desarrolla en un momento particularmente sensible para la institución, ya que este año se realizarán elecciones para designar rector y vicerrectores. Algunos observadores cuestionan si la movilización estudiantil podría estar siendo influenciada por intereses políticos relacionados con la próxima contienda electoral universitaria, aunque los manifestantes insisten en la legitimidad de sus demandas.
Los universitarios exigen condiciones adecuadas para su formación profesional, mayor transparencia en la gestión y un trato digno. Al lugar se trasladaron administrativos de la UNAJ que buscaron un primer dialogo con los protestantes, quienes explicaron que tomaron la acción al no ser escuchados.
La situación se agravó durante la tarde cuando se registraron agresiones contra los estudiantes manifestantes. Según evidencias en video que circulan, guardias de seguridad de la universidad atacaron físicamente a al menos dos alumnos que participaban en las protestas, provocando que uno de ellos perdiera el conocimiento y requiriera asistencia médica.
Los universitarios cuestionan la ausencia del Dr. Edelfre Flores, presidente de la comisión organizadora de la UNAJ, quien no se presentó para dialogar con los manifestantes ni intervino para detener las agresiones. Esta falta de comunicación ha intensificado el malestar entre el alumnado, que exige respuestas inmediatas a sus legítimas demandas educativas.