En democracias como la nuestra, los ciudadanos pueden criticar abiertamente al Congreso, que tiene solo un 4% de aprobación. Esta libertad de expresión contrasta con las dictaduras, donde el descontento es sistemáticamente silenciado y reprimido, indicó Patricia Zárate, jefa del área de Estudios de Opinión del Instituto de Estudios Peruanos.
En Razón Libre de Pachamama radio, señaló que las dictaduras, ya sean de izquierda o derecha como las de Fidel Castro o Somoza, tienen en común el control absoluto sobre las instituciones. El poder legislativo, si existe, está subordinado al gobierno, y el sistema judicial se convierte en una herramienta para perseguir a los opositores políticos.
En estos regímenes autoritarios, se apaga cualquier manifestación de descontento. Los medios de comunicación están controlados para difundir una falsa imagen de bienestar, que oculta la realidad sufrida por la población, indicó.
Las dictaduras, independientemente de su orientación ideológica, comparten características fundamentales: violación sistemática de derechos, ausencia de un Estado de derecho y negación de la participación ciudadana. El poder se concentra en manos de unos pocos, mientras la voluntad popular es ignorada y reprimida, aclaró.