Un devastador incendio consume desde la medianoche de este último 22 y 23 de agosto, extensas áreas de pastizales en la comunidad de Juan Velasco Alvarado, distrito de Nuñoa, provincia de Melgar, región Puno. El siniestro se originó en las faldas del cerro Antaymárca y avanza hacia la pampa del cementerio general impulsado por vientos superiores a los 40 kilómetros por hora.
Las llamas han arrasado más de 20 hectáreas de pajonales y pastizales, amenazando directamente tres viviendas ubicadas a menos de 50 metros del fuego. Los vecinos organizados en brigadas improvisadas intentan crear cortafuegos con herramientas básicas mientras esperan la llegada de bomberos y equipos especializados de Defensa Civil del Gobierno Regional.
“El humo es tan denso que ya no se distingue el horizonte, y el viento aviva las llamas como si fuera gasolina”, describió un poblador mientras luchaba contra el fuego. La sequía que afecta la región desde hace meses alimenta la propagación del siniestro, que pone en riesgo animales encerrados y cultivos de las familias.
Efectivos de la Policía Nacional del Perú acordonaron la zona para evitar riesgos, aunque la escasez de personal y recursos limita su capacidad de respuesta. La falta de hidrantes y caminos accesibles dificulta las labores de extinción, mientras el humo espeso afecta la salud respiratoria de niños y adultos mayores de la zona.
Las autoridades de Defensa Civil evaluarán el envío de refuerzos sin precisar un plazo concreto, aumentando la frustración de los residentes que temen perder sus medios de vida. Los pobladores solicitan se declare estado de emergencia para acelerar la llegada de ayuda humanitaria y equipos de extinción ante la magnitud del desastre.
Los afectados lanzaron un llamado urgente pidiendo voluntarios con extintores, mangueras y agua, así como donaciones de alimentos y medicinas. La emergencia evidencia la vulnerabilidad de la zona y la necesidad de implementar un plan de prevención de incendios forestales para evitar tragedias similares.