El planificador de la Gerencia Regional de Desarrollo Agrario de Puno, Wilfredo González Valero, señaló el reinicio de una mesa multisectorial con participación de diversas instituciones vinculadas a la seguridad alimentaria con el objetivo de promover trabajo conjunto entre sectores como agrario, salud y educación para enfrentar los desafíos nutricionales de la región.
González Valero destacó que Puno cuenta con alrededor de 60 productos cultivados en la sierra y selva de la región. Entre los principales cultivos figuran papa, quinua, cañihua y cebada que representan la diversidad agrícola disponible. Esta riqueza productiva regional constituye una base importante para garantizar la alimentación de la población puneña si se implementan estrategias adecuadas de acceso y distribución.
La seguridad alimentaria y nutricional no depende únicamente del sector agrario según explicó el especialista regional. González enfatizó que se requiere articulación con salud, educación y otros actores involucrados para lograr resultados sostenibles. Esta visión multisectorial busca abordar el problema desde diferentes ángulos que van más allá de la simple producción de alimentos en el campo.
Persisten dificultades relacionadas con el acceso económico y físico a los alimentos pese a la disponibilidad regional. El especialista señaló que las zonas altoandinas enfrentan mayores problemas donde la población depende principalmente de la ganadería. Esta situación limita la diversificación alimentaria de familias que se concentran en actividades pecuarias sin acceso suficiente a productos agrícolas nutritivos.
Muchos hogares no cuentan con ingresos suficientes para adquirir productos locales según reveló González Valero. Esta limitación económica impide que familias accedan a los 60 productos disponibles en la región. La falta de recursos monetarios se convierte en una barrera más importante que la disponibilidad física de alimentos nutritivos en los mercados locales.
Las zonas altoandinas presentan mayor vulnerabilidad alimentaria por su dependencia de la ganadería como actividad principal. González señaló que estas poblaciones enfrentan obstáculos tanto económicos como físicos para acceder a una dieta diversificada. La distancia de los mercados y la falta de infraestructura vial agravan la situación de inseguridad alimentaria en estas comunidades.
El especialista enfatizó la necesidad de fortalecer la educación alimentaria como componente fundamental de la estrategia regional. La falta de conocimiento sobre una dieta equilibrada limita el aprovechamiento de los recursos disponibles. Muchas familias desconocen el valor nutricional de productos locales como quinua y cañihua que podrían mejorar significativamente su alimentación si fueran incorporados adecuadamente.