La región de Puno enfrenta una temporada de incendios sin precedentes con 93 siniestros registrados hasta la fecha, de los cuales 63 corresponden a zonas forestales y 30 a áreas urbanas, según reportó Jhon Ccama Lipa responsable de la Oficina Regional de Gestión de Riesgos de Desastres. Las llamas han consumido ya 3100 hectáreas de pastos naturales, dejando además viviendas destruidas, pobladores afectados y damnificados, víctimas mortales y animales heridos o muertos en medio de una crisis que mantiene a las autoridades en máxima vigilancia.
El jefe de la Oficina Regional de Gestión de Riesgos de Desastres y Seguridad del Gobierno Regional de Puno, Jhon Ccama Lipa, informó que actualmente la región se encuentra en alerta amarilla, aunque advirtió que la situación podría escalar a alerta roja si las precipitaciones no se presentan con mayor frecuencia en las próximas semanas. Las provincias de Puno, Azángaro y Chucuito concentran el mayor número de estos siniestros, convirtiéndose en las zonas más afectadas por el fenómeno que amenaza con intensificarse ante la escasez de lluvias.
Las autoridades regionales han establecido coordinaciones con las municipalidades provinciales y distritales para que los pobladores presenten denuncias formales ante cada incendio registrado. El objetivo es identificar a los responsables de estos hechos para que sean sancionados conforme a la normativa vigente, según explicó Ccama Lipa al referirse a las acciones preventivas y de respuesta implementadas en toda la región para frenar la ola de siniestros que mantiene en vilo a las comunidades afectadas.
El funcionario regional precisó que el escenario de este año ha resultado más grave que en temporadas anteriores debido a factores climáticos específicos que crearon condiciones ideales para la propagación del fuego. La mayor incidencia de lluvias durante los primeros meses del año generó abundante cobertura vegetal, pero las heladas posteriores deshidrataron completamente esa vegetación, transformando el pasto seco en combustible perfecto para que las llamas se extiendan rápidamente por extensas áreas de la región andina.
Los incendios forestales y urbanos han generado un impacto devastador en la economía local, afectando principalmente a familias campesinas que dependen de los pastos naturales para la alimentación de su ganado. Las pérdidas materiales se acumulan mientras las brigadas contra incendios trabajan para contener nuevos focos que aparecen diariamente en diferentes puntos de las provincias más vulnerables, donde la sequía y los vientos fuertes complican las labores de control y extinción de las emergencias.
La Oficina Regional de Gestión de Riesgos mantiene monitoreo permanente sobre las zonas de mayor riesgo y ha solicitado la colaboración ciudadana para prevenir nuevos incendios mediante prácticas agrícolas responsables. Las autoridades insisten en que la participación activa de la población resulta fundamental para reducir la cantidad de siniestros y proteger el patrimonio natural de Puno ante una temporada que podría extenderse varios meses más si las condiciones climáticas no mejoran significativamente.