La seguridad urbana en Juliaca se derrumba aceleradamente, y el asalto de 21 mil dólares a Miriam Milagros Pacheco Vilca en pleno centro marca un punto de quiebre, pues los delincuentes actúan sin miedo mientras la Policía Nacional y el Comité Provincial de Seguridad Ciudadana quedan relegados ante la escalada delictiva, según afirma Antero Pimentel Esquivias, dirigente de la localidad.
El atraco ocurrió en el jirón Jorge Chávez, tercera cuadra, a pasos de la Sunat, donde dos sujetos armados se llevaron el dinero en menos de 20 segundos; efectivos policiales y serenazgo recién se enteraron veinte minutos después, aunque la presencia policial era visible en el centro de Juliaca.
La falla en la respuesta policial y serenazgo aumentó la sensación de desamparo, lo que llevó a Pimentel Esquivias a proponer que la ciudadanía se anime a buscar alternativas extremas de autodefensa, enfatizando que si las autoridades siguen inactivas, la población podría tomar la justicia en sus propias manos pues el abandono estatal es evidente.
A raíz del desborde de los hechos, vecinos angustiados clamaron medidas drásticas, y Pimentel Esquivias respaldó dichos pedidos, admitiendo que no queda otra salida mientras el sistema de seguridad se desmorona, demostrando cómo la desesperación social escala rápidamente en la ausencia de protección institucional.
La organización vecinal surge como una reacción espontánea ante el fracaso del patrullaje integrado y la pasividad policial; Pimentel Esquivias asegura que los juliaqueños deberán coordinarse con lo que tengan a su alcance, pues el Estado perdió el control y la confianza en las instituciones de seguridad ya no existe.
El robo millonario revela la impunidad reinante y el Estado no da señal de recuperación, lo que llevó a Pimentel Esquivias a cuestionar la utilidad del patrullaje integrado, ya que los delincuentes operan sin temor y las autoridades solo aparentan trabajar ante los medios pero no antes los ojos de la población.
Desde la Municipalidad, Percy Elías Quispe González, gerente de Seguridad Ciudadana, intentó tranquilizar asegurando que los índices delictivos bajaron significativamente desde junio, pero testimonios y casos recientes muestran que sus declaraciones se contradicen con la realidad cotidiana y el aumento de asaltos en la ciudad.
El funcionario recalca que a inicios de 2025 los índices eran altos y ahora hay una disminución, aunque la frecuencia y la audacia de los robos contradicen los datos oficiales que no reflejan la cruda experiencia de los ciudadanos en sus barrios y calles.
La credibilidad de la Municipalidad de San Román se debilita ante la distancia entre los discursos institucionales y los hechos vividos por la población, pues los vecinos afirman que las estadísticas no expresan la verdad y el presupuesto destinado a la seguridad permanece invisible mientras la violencia crece día tras día.
Antero Pimentel Esquivias advierte que ante el abandono estatal la gente de Juliaca amenaza con hacer justicia propia, pues la falta de policías en puntos críticos y el patrullaje simbólico impulsan la indignación y la pregunta sobre el destino real del dinero para combatir la delincuencia.
La confianza se diluye entre promesas vacías de las autoridades, y el caso del robo a Pacheco Vilca se vuelve símbolo del colapso institucional, pues ni cinco efectivos cercanos lograron evitar el delito, la dirigencia persiste en señalar que los patrullajes parecen destinados sólo para las cámaras y no para proteger realmente a los juliaqueños.
