La noche del viernes uno de agosto, el robo de un celular a E.M.P. mientras compraba en Plaza Vea Puno destapó la vulnerabilidad para los consumidores y la controversia por la negativa del local a entregar de inmediato las grabaciones de seguridad, lo que perjudicó la búsqueda de los responsables.
La joven relató malos tratos recibidos por parte de trabajadores y encargados después del incidente, el centro comercial se negó a facilitar las imágenes solicitadas pese a que ella ya había presentado la denuncia ante la Policía Nacional.
La víctima contó que una mujer la distrajo mientras elegía limones y en ese instante otra persona la empujó, momento clave en el que los delincuentes sustrajeron su teléfono sin que pudiera advertirlo, el delito ocurrió en segundos.
El robo se descubrió cinco minutos después, cuando intentó pagar con billetera digital, la joven acudió inmediatamente a atención al cliente para pedir acceso a las cámaras, sin embargo, el personal se negó rotundamente resaltando que debía esperar cuarenta y ocho horas por protocolo interno.
En atención al cliente le informaron que solo la policía podría solicitar formalmente los videos y que debía cumplir con el proceso, la afectada considera que este plazo extenso disminuye notablemente las probabilidades de recuperar el móvil perdido por superar el tiempo de flagrancia.
La demora genera preocupación pues, en ese periodo, los delincuentes pueden vender fácilmente el celular o acceder a información privada, la joven lamentó la poca rapidez y colaboración del local que, a su juicio, vulnera aún más a los compradores.
E.M.P. formalizó su denuncia e inició el trámite oficial para acceder a las grabaciones, pero sigue sujeta a la espera del protocolo del supermercado, el caso evidencia una debilidad en la atención urgente a víctimas de delitos y pone en la mira las políticas de seguridad para los clientes.
La joven expresó sentirse completamente desprotegida y decepcionada por la poca empatía y ayuda brindada por el personal, cuestionó la prioridad que Plaza Vea da a las necesidades de sus clientes afectados por delitos, exigiendo un cambio real en la atención y la seguridad.