El cadáver de Elisbán Ricardo Ccalla Flores de 58 años fue hallado en la tarde de este martes en el río a la altura del puente Unocolla, confirmando el fatal desenlace de un crimen familiar que ha conmocionado a la comunidad campesina de Chimpa Jaran en Juliaca. La víctima había sido asesinada por su sobrino Samuel Edwin Apaza Ccalla, de 38 años, quien confesó el crimen tras una intensa investigación, poniendo fin a una prolongada disputa por terrenos familiares.
El caso comenzó a desarrollarse cuando familiares de Elisbán tras semanas de su extraña desaparición encontraron el 28 de abril inquietantes rastros de sangre y restos biológicos cerca de lo que parecía ser una fosa improvisada, alertando inmediatamente a las autoridades locales. Aunque inicialmente el sobrino negaba cualquier participación, las evidencias científicas terminaron por desmoronar su coartada durante las intensas diligencias.

La confesión llegó cuando la fiscalía, tras trasladarse al domicilio del sospechoso, encontró manchas hemáticas que no pudieron ser explicadas por Apaza Ccalla. Acorralado por las evidencias acumuladas durante horas de investigación, el hombre finalmente admitió su responsabilidad en el asesinato de su familiar, confirmando las sospechas que los vecinos habían manifestado.
Una carretilla metálica se convirtió en pieza clave de la investigación tras encontrarse sangre en la tolva, el mango izquierdo y una de las llantas, elementos que fortalecen la hipótesis de homicidio calificado que maneja el Ministerio Público. Este objeto habría sido utilizado para transportar el cuerpo de la víctima hasta el río donde fue posteriormente arrojado.

Las diligencias movilizaron a peritos de Criminalística de la PNP Juliaca, representantes fiscales y familiares de la víctima, quienes realizaron una intensa búsqueda utilizando botes. Los pobladores exigieron justicia y solicitaron que el confeso asesino fuera trasladado a la zona para que indicara exactamente dónde había ocultado los restos de Elisban Ricardo Ccalla Flores.
Los familiares, quienes habían pedido apoyo a las autoridades para ubicar el cuerpo y darle cristiana sepultura, presenciaron el rescate y posterior traslado del cadáver a la morgue central, mientras la comunidad de Chimpa Jaran permanece consternada ante este crimen que ha evidenciado el trágico desenlace de un conflicto familiar por la posesión de terrenos.