La festividad de la Virgen de la Candelaria, una de las celebraciones más importantes de Puno y reconocida a nivel mundial, enfrenta una crisis de organización que requiere la intervención urgente del gobierno central. Ludwig Castillo, reconocido gestor cultural, alertó sobre el caos y la falta de control durante la reciente celebración, lo que pone en riesgo el futuro de esta tradición que atrae a miles de visitantes cada año.
Castillo describió un escenario de desorden durante la festividad. El acceso al estadio fue libre y sin restricciones, lo que generó problemas para los grupos de danzas y afectó la transmisión televisiva. Esta situación contrasta con años anteriores, cuando la policía controlaba los accesos de manera estricta. El gestor cultural señaló que la falta de planificación evidencia la necesidad de un plan de contingencia bien estructurado.
El problema, según Castillo, tiene raíces políticas. La Federación de Folklore, encargada de organizar el evento, no actúa como una entidad neutral, sino como un instrumento político que perjudica a los participantes. El gestor cultural insistió en que las autoridades locales y regionales deben unirse para garantizar una organización adecuada, ya que la festividad es un patrimonio de todos los peruanos.
La fiesta de la Candelaria es un orgullo nacional que trasciende las fronteras de Puno. Jóvenes de Lima y otras regiones del Perú se preparan con meses de anticipación para participar en las danzas y procesiones. Castillo destacó que esta devoción debe ser motivo de alegría para todos los peruanos, pero requiere un apoyo y organización a nivel nacional para mantener su esplendor.
Castillo propuso que el gobierno peruano establezca políticas de estado para la festividad. Entre las medidas sugeridas está la obligatoriedad de que los canales de televisión transmitan la celebración, como ocurre en Bolivia. Además, planteó la necesidad de mejorar la infraestructura de la ciudad y destinar presupuestos adicionales para garantizar la seguridad y el orden durante el evento.
El gestor cultural enfatizó la importancia de la unión entre las autoridades. El conflicto entre la Federación de Folklore y otros grupos debe superarse para priorizar la protección y el buen manejo de la festividad. La politización de la celebración, según Castillo, es un daño grave para Puno y para la imagen de la Virgen de la Candelaria.
Finalmente, Ludwig Castillo hizo un llamado a la reflexión. La fiesta de la Candelaria es el epicentro cultural de Puno ante el mundo durante 15 días, y su importancia requiere una organización adecuada. Las autoridades deben trabajar juntas, con visión de futuro, para garantizar que esta tradición continúe siendo un motivo de orgullo para todos los peruanos.