Yasmini Zavaleta Vizcarra, víctima de un aparente intento de feminicidio en Juliaca, reveló irregularidades en el proceso judicial contra su agresor, César Julmer Gamero Andrade, padre de la ex primera regidora de la ciudad. El caso, que incluye testimonios clave y cambios en la tipificación del delito, ha generado indignación y preocupación por la falta de avances en la investigación.
Zavaleta aseguró que el proceso se ha estancado debido a la falta de cooperación de un testigo clave, Celso Iván Tito Vizcarra, quien inicialmente la auxilió pero luego habría cambiado su declaración a favor del acusado. “Me siento indignada porque hubo personas que presenciaron los hechos, pero ahora hay silencios que benefician al agresor”, declaró la víctima.
El caso se complica aún más con las discrepancias en los exámenes médicos. Mientras la clínica reportó 17 días de descanso médico para Zavaleta, la fiscalía redujo el diagnóstico a 15 días. Gamero Andrade, inicialmente acusado de lesiones leves, logró modificar la tipificación del delito, lo que ha retrasado el juicio oral y generado dudas sobre la imparcialidad del proceso.
Zavaleta relató que fue víctima de un intento de feminicidio por Gamero Andrade el 5 de diciembre de 2020, tras años de agresiones. “Él ya me había roto una costilla antes, pero no lo denuncié. Esa vez quiso quitarme la vida”, afirmó. A pesar de presentar audios que respaldan su testimonio, la víctima enfrenta obstáculos para que se haga justicia.
El testigo clave, Celso Iván Tito Vizcarra, habría justificado su cambio de versión en el juicio oral, alegando que no presenció la agresión directamente. Sin embargo, Zavaleta insiste en que él la ayudó a escapar y fue testigo de las lesiones que sufrió, lo que contradice su declaración actual.
El caso sigue en proceso, mientras Zavaleta exige que se priorice su seguridad y se garantice una investigación transparente. “No quiero morir. Él ha intentado matarme, y necesito que se haga justicia”, concluyó la víctima, quien espera que las autoridades actúen con celeridad para evitar que el agresor quede impune.