Luis Aguilar Coaquira, gerente de Emsapuno, asegura que el agua que llega a los hogares de Puno es apta para el consumo, los análisis de laboratorio descartan la presencia de plomo y mercurio, lo que busca dar confianza a la población preocupada por la calidad del servicio.
El gerente explica que el arsénico es un elemento natural en las fuentes de agua de la cordillera andina, Emsapuno utiliza un tratamiento especial para eliminarlo antes de distribuir el agua, así se cumple con los estándares de seguridad.
Los controles de la empresa no han detectado rastros de plomo ni de mercurio en las fuentes utilizadas, tanto en Chimu como en el lago Titicaca, esto se confirma en los informes que revisan periódicamente las autoridades.
Organismos como SUNASS y DIGESA supervisan de manera constante la calidad del agua en Puno, realizan monitoreos en todas las etapas del proceso, el último informe disponible confirma que el agua cumple con los límites de seguridad permitidos.
A pesar de estos resultados, Emsapuno enfrenta dificultades con las plantas de tratamiento de aguas residuales, las instalaciones actuales ya no responden a las necesidades de la ciudad y requieren ser renovadas para evitar problemas mayores en el futuro.
El gerente indicó que la Municipalidad de Puno ha firmado un convenio con el Ministerio de Vivienda para retomar los trámites y ejecutar proyectos de nuevas plantas de tratamiento (PTAR), este acuerdo busca mejorar el saneamiento y la calidad de vida en la ciudad.
El Banco Mundial ha mostrado interés en financiar estas obras, su apoyo está vinculado a un proyecto integral de agua potable y saneamiento para Puno, la meta es asegurar un sistema completo que incluya el tratamiento adecuado de aguas servidas.
Sin embargo, hasta la fecha no hay respuesta oficial a las propuestas presentadas para estos proyectos, la documentación fue enviada al Ministerio y al Banco Mundial desde marzo, la gerencia de Emsapuno sigue esperando una contestación.
Mientras tanto, se ejecutan trabajos de contingencia en las lagunas de tratamiento, se extraen lodos para recuperar capacidad y esto podría extender la vida útil de las instalaciones actuales hasta por cinco años, lo que da un respiro temporal a la ciudad.
Los cambios políticos y de personal en el gobierno han generado retrasos en la ejecución de grandes proyectos, esta situación afecta el avance de las gestiones para las nuevas plantas, por eso las autoridades de Emsapuno permanecen atentas a la evolución del tema y piden celeridad en las decisiones.