En nuestro sistema solar, Marte es actualmente el destino más popular para buscar vida. La rover Perseverance de la NASA está recolectando muestras del antiguo lecho de un lago en el cráter Jezero, con el objetivo de recolectar docenas de muestras y devolverlas a la Tierra a principios de la década de 2030, donde se pueden investigar en detalle en busca de signos de vida.
Sin embargo, incluso si se detectaran signos de vida en Marte, no sería una prueba inequívoca de una vida extraterrestre generalizada en el universo. Para evidencia de un verdadero segundo génesis, los científicos están buscando en las lunas heladas de nuestro sistema solar, como Europa de Júpiter y Encélado de Saturno, que se cree que contienen vastos océanos debajo de sus superficies congeladas.
Más allá de nuestro sistema solar, los astrónomos están comenzando a estudiar los planetas alrededor de otras estrellas. Utilizando el telescopio espacial James Webb, están buscando “cócteles elementales reveladores” en las atmósferas de planetas similares a la Tierra que podrían indicar vida extraterrestre. Si se encuentran atmósferas, el próximo paso será buscar “biosignadores” químicos que sugieran vida.
Además, programas como Breakthrough Listen en los EE. UU. están buscando señales de radio de civilizaciones inteligentes en nuestra galaxia. El futuro Telescopio de Matriz Kilométrica cuadrada, que se espera que entre en funcionamiento en 2028, debería ampliar significativamente esta búsqueda.
Si bien la evidencia de vida extraterrestre podría no ser concluyente al principio, sería un descubrimiento científico monumental. Pero si todas estas búsquedas resultan infructuosas, eso también sería un resultado interesante, lo que sugiere que la vida alienígena es realmente rara en el universo.
