La Asociación Propietarios Originarios Hatun Ayllu, del distrito de Ocuviri en la provincia de Lampa, asegura que la minera Aruntani SAC ha incrementado de forma alarmante el nivel de contaminación del río, el representante Germán Huarca Bobadilla advirtió que niños, animales y toda la población sufren graves riesgos por metales pesados y la muerte de ganado, además reveló el uso de tuberías clandestinas para arrojar desechos cada noche.
Huarca Bobadilla lleva dieciséis años observando los daños ambientales que sufre la cuenca, en vez de mejoras, la situación ha empeorado notoriamente en los últimos tiempos, y los agricultores ven con desesperanza la pérdida de agua y fuentes de vida en su territorio.
Una reciente inspección encabezada por el congresista Carlos Zeballos sirvió para constatar el panorama, a la diligencia acudieron también representantes del Ministerio Público, la Fiscalía Ambiental, la ANA y el OEFA, aunque los resultados no conformaron a los afectados.
La delegación llegó a la empresa mientras esta arrojaba sus residuos al río, sin embargo, Huarca Bobadilla sostiene que la visita fue ineficaz, ya que no produjo acciones concretas para frenar la contaminación, para los pobladores pareció una excursión sin consecuencias claras.
El dirigente señala que antiguos trabajadores de la mina mostraron la existencia de tuberías ocultas bajo geomembranas y piedras, por esas tuberías se descarga la contaminación cada noche, lejos de los ojos de las entidades fiscalizadoras y protegidas por la infraestructura minera.
Las pruebas de laboratorio ya dieron una alerta irreversible, una muestra de agua tomada en la cuenca arrojó un pH de 2.42, indicador de acidez extrema que daña la tierra y hace imposible el desarrollo de cultivos y la crianza de animales en la zona de Ocuviri.
El daño ambiental no se limita a la toxicidad del agua, la contaminación ha provocado sequías y una bajada drástica de los niveles de las fuentes en la zona, hoy muchos habitantes deben racionar cada gota y buscar alternativas para sobrevivir ante la ausencia del río limpio.
Huarca Bobadilla teme que la destrucción ambiental acabe afectando a regiones más amplias, alerta que si el vertido continúa, los tóxicos pueden viajar hacia otras zonas y terminar contaminando el Lago Titicaca, que es vital para millones de peruanos y bolivianos.
Hasta hoy, la empresa no ha ofrecido ninguna compensación por las pérdidas de agua, salud, ganado ni cultivos, la ausencia de respuestas y de reparación económica ahonda la sensación de abandono en la población y acrecienta la indignación de los afectados.
El dirigente hace un llamado urgente a parar definitivamente los trabajos mineros en la zona, la preocupación no solo es local, diversas organizaciones de derechos humanos y ambientales respaldan la exigencia para proteger la vida, el territorio y las futuras generaciones.
Hatun Ayllu sostiene que esta crisis exige la intervención inmediata de autoridades nacionales y la sociedad civil, la meta es salvar el agua antes de que la contaminación del río perjudique aún más a quienes dependen exclusivamente de sus recursos para sobrevivir.