El historiador puneño, Rene Calsín, destaca que el culto a los muertos es un rito ancestral arraigado en las culturas indígenas. A lo largo de los años, esta tradición se ha visto influenciada por otras manifestaciones culturales, fortaleciendo la cosmovisión andina del hanan pacha, kay pacha y uku pacha.
Calsín subraya que diversas expresiones culturales evidencian que el culto a los muertos era esencial en la antigua cultura peruana. Ejemplo de ello son las chullpas y los sitios ceremoniales de antiguas culturas incas y preincaicas, que, con algunas adaptaciones, persisten en las tradiciones actuales.
Como parte de este sincretismo cultural, la celebración se incorporó al calendario gregoriano durante el período colonial, fijándose los días 1 y 2 de noviembre. El 1 de noviembre se espera la visita de los difuntos en los hogares, preparando ofrendas, mientras que el 2 de noviembre implica visitas a los campos santos.
Calsin hace un llamado a la población para mantener nuestras tradiciones y no adoptar nuevas, como Halloween, que distorsionan el verdadero significado del culto a los muertos.