El hospital Carlos Monge Medrano de Juliaca solo puede atender al 15% de los pacientes que llegan cada día en busca de consulta médica, el propio director Zenón Iqueapaza Vargas explicó que la mayoría debe buscar atención en otros centros ante la saturación del nosocomio.
La infraestructura actual fue diseñada hace 38 años para 60 mil habitantes, mientras hoy debe absorber la demanda de más de 400 mil personas, los pacientes llegan desde la madrugada y muchos no consiguen cupo, las colas y la frustración son parte diaria en exteriores del hospital.
El director advierte que requieren al menos 150 trabajadores nuevos entre personal médico, enfermeras, tecnólogos y auxiliares, solo en médicos falta sumar 60 plazas para cubrir la demanda que crece cada año, mientras la región incrementa su población a ritmo acelerado.

Cada consultorio solo puede ver 15 pacientes diarios porque la norma exige consultas de 15 minutos, Iqueapaza recalca que el trato es humano y profesional, pero reconoce que el tiempo y número de cupos no alcanzan para responder a la necesidad regional de salud.
El hospital solo puede ampliar personal con aprobación del Ministerio de Economía y del Ministerio de Salud, ni la región ni el gobierno local gestionan plazas, lo que hace que las gestiones resulten lentas y la atención hospitalaria se mantenga por debajo de lo requerido.
Las solicitudes de aumento de personal se envían constantemente, pero el director señala que los recursos estatales priorizan otras áreas antes que la sanidad puneña, el hospital queda rezagado, lo que agrava la presión sobre los servicios y la población.
El crecimiento poblacional jaló la demanda mucho más allá de la capacidad instalada, la falta de planificación previa pone en riesgo la calidad de vida y dificulta el acceso efectivo a la salud, realidad que agudiza el perjuicio en los sectores más vulnerables de Juliaca.
La crisis hospitalaria en Juliaca exige decisiones urgentes del Estado, los profesionales de salud y la población esperan respuestas estructurales y mayor inversión para no dejar a la mayoría fuera de una atención digna, especialmente en el hospital más importante del altiplano.