Adrián Simancas navegaba en kayak con su padre, Dell, cuando las aguas del Estrecho de Magallanes se convirtieron en escenario de un hecho insólito. Un salto de una ballena jorobada lo envolvió junto a su embarcación amarilla durante tres segundos, según registró el video que superó el millón de reproducciones.
El incidente ocurrió cerca del faro San Isidro, en Bahía El Águila, zona turística de la Patagonia chilena ubicada a 3.000 km al sur de Santiago. Las corrientes heladas, con temperaturas de 4°C a 20°C, exigen precaución incluso en verano austral.
“Creí que moría”: el relato del sobreviviente
“Pensé que me había tragado”, declaró Adrián a AP tras ser liberado. El terror, confesó, llegó al ver a su padre cerca del cetáceo de 40 toneladas, temiendo que ambos sucumbieran al hipotermia o un nuevo embate.
Dell grabó la escena mientras gritaba “¡mantén la calma!”. Adrián, tras flotar brevemente, alcanzó el kayak paterno. La rápida asistencia evitó lesiones, aunque ambos reconocieron el trauma psicológico.
Riesgos en un paraíso de aventuras
El Estrecho de Magallanes atrae a navegantes pese a sus peligros. Colisiones con ballenas son raras, pero varamientos aumentaron 60% en una década, según registros locales. Autoridades analizan protocolos para actividades extremas.
Las imágenes, difundidas por Dell en redes, muestran la fragilidad humana ante la naturaleza: la ballena abrió su mandíbula como un abismo antes de liberar al kayakista, quien hoy reconsidera su pasión por el mar.