En la Amazonía peruana, la minería ilegal avanza sin control, afectando ecosistemas y recursos naturales. Zonas como Madre de Dios, Loreto y la frontera con Ecuador sufren una intensa deforestación provocada por dragas y actividades mineras no autorizadas que devastan los territorios.
Los especialistas Pedro Yaranga y Karina Garay revelan datos alarmantes sobre la ocupación ilegal de concesiones mineras. Más del 95% de los mineros artesanales trabajan en terrenos ajenos, generando conflictos permanentes con los propietarios legítimos de las concesiones.
La problemática se extiende más allá de la depredación ambiental. Organizaciones criminales aprovechan esta actividad para realizar lavado de activos, trata de personas y operaciones con sicarios. Las zonas fronterizas, especialmente en el Tambo, registran enfrentamientos entre mineros ilegales peruanos y ecuatorianos.
El río Nanay, principal fuente de agua para Iquitos y Yurimaguas, ejemplifica la crítica situación. Las dragas operan sin control, y se denuncian posibles casos de corrupción en la Marina de Guerra y la policía que permitirían estas actividades ilícitas.
Lugares como Pataz y La Rinconada muestran el crecimiento descontrolado de la minería ilegal. Las comunidades ancestrales quedan desprotegidas, mientras las concesiones perpetuas mantienen un sistema que estigmatiza a los mineros tradicionales como ilegales.
Los expertos coinciden en que se requiere una intervención estatal urgente. Urgen una fiscalización efectiva y estrategias que distingan entre minería artesanal, informal e ilegal, además de implementar mecanismos que garanticen la formalización y protección de los recursos naturales.